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Moco y flemas en tu bebé ¿Cómo tratarlo?


Para nadie es un secreto que un bebé recién nacido casi siempre está afectado por tener mocos o flemas en sus primeros meses de vida, incluso hasta sus 3 años; pero esto precisamente por lo común que puede ser no es un signo de alarma para muchos pediatras, aunque probablemente sí lo sea para ti, por la misma intranquilidad que te puede dar el ver a tu bebé congestionado. Y es que por diferentes factores, resulta siendo un tema al que preferiblemente debes prestarle atención para que no propicie otro tipo de consecuencias en la salud de tu bebé, y tanto tú como él estén tranquilos. 

Por eso tus amigos de Cocco & lolo quisimos hoy recopilar información de fuentes confiables como, pediatras u otros profesionales,  mezclada con experiencias de otras mamás, que te sirvan de apoyo para conocer más del tema y saber cómo tratarlo. 

Para empezar es importante que calmes tu angustia reconociendo que son cada una de estas afecciones, pues aunque ambas son mucosidades, no son lo mismo; y si te informas podrás saber de dónde pueden provenir y cómo tratarlas.

Empecemos con los mocos, que como tal sabemos que por su parte son esa secreción que viene de la nariz y las flemas aquellas que salen por la boca o que se escuchan en la voz de tu bebé en su pecho. Cada una de ellas lo que realmente hace es suplir una misión específica en su cuerpo. 

Los mocos se producen constantemente en nuestro organismo y son los encargados de proteger nuestro sistema respiratorio de amenazas o agentes externos, como pueden ser: bacterias, virus, humo, agentes causantes de alergias, contaminación ambiental, entre otros. Frente a estos el moco genera un mecanismo de atrape, para luego poderlos expulsar por la nariz o de otro modo dirigirlos a las flemas. 

Pero el moco no solo nos protege, sino que también logra mantener húmedo y caliente el aire que ingresa a nuestro cuerpo, pero así mismo filtrarlo para que lo podamos respirar. Ahora puedes notar como los mocos de tu bebé están cumpliendo una función importante en su cuerpo y por tal son muy necesarios, sobre todo en sus primeros meses de vida donde, como ya hemos mencionado, su sistema inmune se encuentra fortaleciéndose, y por ello el/ella está más expuesto a contraer virus y bacterias del entorno, o resfriarse fácilmente. 

Sin embargo, volviendo al punto inicial, hay un momento donde precisamente por la adquisición de algún virus, tu bebé presenta moco en grandes cantidades, y su contextura es espesa, lo cual lo incomoda y además afecta su calidad de vida, ya que sus vías respiratorias no son como las nuestras, sino al contrario muy pequeñas, y por ello se pueden taponar con facilidad, dificultando su respiración, su ingesta de líquidos, alimentos y la calidad de su sueño. 

Por otra parte, si hablamos de las flemas, partamos de que también son mucosidades en mayor cantidad y con una consistencia más espesa, que revisten las vías respiratorias superiores y los pulmones, pero que son expulsadas por la boca. De igual forma al ser una mucosidad siguen cumpliendo la misma función, que es proteger de posibles infecciones mientras el sistema inmunológico del bebé se fortalece; pero si estas no son tratadas, pueden ser muy incómodas para el bebé, porque pueden causar malestar en el tórax o tos.

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¿Qué hacer cuando aparecen los mocos o las flemas?

Antes de intentar lo primero que se venga a tu cabeza, te invitamos a seguir estos tips: 

  • Asesórate con un profesional, bien sea un médico o tu psiquiatra de cabecera, que pueda diagnosticar exactamente qué tiene tu bebé, evaluando si sus mocos son normales de esta etapa o si realmente son el indicador de alguna infección grave. 
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  • Si tu pediatra no te recomienda medicamentos, evita dárselos siguiendo consejos de conocidos, amigos o familiares, ya que muchas veces dichos medicamentos son mucolíticos, y estos en vez de ayudar a tratar el tema buscan disolver la mucosidad, pero incrementan así mismo la secreción y entran en una dinámica que no es fácil de romper, pues luego la salida fácil (o a la mano) es darles lo mismo que ya funcionó. 
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  • La hidratación es un factor clave en este proceso, tanto si estás dándole leche materna, o de fórmula, busca suplir este punto, dándole también agua.
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  • Generar un ambiente húmedo cuando llegue su hora de dormir le ayudará a ir soltando la congestión, para esto puedes usar un humidificador o poner cuencos rellenos con agua.
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  • Los lavados nasales son muy conocidos y a la vez una excelente opción.
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  • Cuando la textura del moco es un poco más viscosa, puedes usar una pera o un aspirador nasal, siendo estos últimos más amigables con tu bebé; pero para usarlos también es importante hacerlo con cuidado de no irritar sus fosas.

    Nuestros aspiradores nasales pueden ser una excelente opción, más adelante, en esta entrada de blog, te enseñaremos cómo usarlos.
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  • Frente a las flemas que puedan llegar a estar en la garganta de tu bebé, es recomendable esperar hasta que estén en su boca, evitando meter el dedo y generar algún tipo de lesión. Una de las recomendaciones de mamás y pediatras es enrollar una gasa esterilizada y una vez el tenga las flemas en la boca introducir la gasa para que las flemas queden pegadas de ella, o también hidratarlo con suero o agua para que las flemas bajen a su estómago. 
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    Sobre las limpiezas nasales:

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    Es importante que tengas en cuenta diferentes aspectos, además de los ya mencionados, a la hora de realizarle una limpieza nasal a tu hijo, ya que por ejemplo, tampoco es recomendable hacerlo frecuentemente. Por eso queremos recordarte las técnicas que hay: 

  • Limpia la nariz por fuera con un pañito, sin introducirlo.
  • Usa suero fisiológico para hacerle un lavado.
  • Usa un nebulizador de agua marina.
  • Ponlo de lado y aplica suero por una de sus fosas mientras cierras la otra, y hazlo luego en la fosa restante. Este lavado puede realizarse con suero fisiológico o agua. 
  • Usa peras nasales con poca frecuencia, ya que pueden generarle a tu bebé problemas de oído.
  • Usa tu aspirador nasal máximo dos veces al día; siempre y cuando la nariz de tu bebé esté húmeda, para ello puedes usar suero antes de y tener precaución.
  • Como conclusión ten claro que hacerle limpieza nasal a tu bebé implicará todo un proceso para cuidar sus vías respiratorias y asegurar que no hayan lesiones ni dificultades para el/ella. 

    Recuerda que tienes a tu disposición nuestro aspirador nasal y que tus amigos de Cocco & lolo siempre estaremos a tu disposición para resolverte las dudas o inquietudes que tengas al respecto. 

    Con amor, tus amigos por siempre. Cocco & lolo

    *La Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Academia Americana de Pediatría (AAP)

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