Insomnio en el embarazo: ¿cómo impacta en cada etapa?

Insomnio en el embarazo: ¿cómo impacta en cada etapa?

Ser madre es una experiencia inolvidable y llena de cosas lindas para una mujer, pero también conlleva muchos cambios físicos y en su estilo de vida, que pueden ser más llevaderos si se tiene una red de apoyo que brinde información y respaldo sobre esta etapa nueva y el giro de 180º que implica en su vida.

A medida que avanza el embarazo, específicamente en cada trimestre, se presentan nuevos cambios en la mujer, que se pueden dividir en 3 etapas.



Etapa 1: Es aquella en la que las nuevas mamás se preguntan ¿por qué tengo tanto sueño?                                                                                

Esta primera etapa se caracteriza por los siguientes síntomas: náuseas o vómito, sensación de fatiga y somnolencia; estos últimos generados por el aumento de la progesterona, hormona que prepara la matriz para recibir y apoyar al óvulo que ha sido recién fertilizado. Por eso es poco común que se presente insomnio, pues su cuerpo apenas se está adaptando para el nuevo bebé que se está gestando y va a requerir un incremento del volumen sanguíneo, sumado a un aumento del pulso, lo que hace que se presente la somnolencia, pues el mismo cuerpo presenta muestras sobre lo necesario que es un mayor reposo para recuperar energías.

Así mismo son pocos los casos que se registran de madres que tengan insomnio en este primer trimestre, y cuando suelen darse entre los factores más comunes pueden estar: que la mujer presente insomnio desde antes de quedar embarazada o porque se presente angustia por las posibilidades de aborto espontáneo que hay en esta primera fase. Sin embargo es importante destacar que esos primeros 3 meses pueden darse con síntomas leves, que sean casi imperceptibles, pues como es conocido hay muchas mujeres que solo al tercer mes descubren que están embarazadas.

Etapa 2: Menos angustia, más adaptación.                                             

En esta segunda etapa pueden suceder dos cosas opuestas: o bien podría ser la fase del embarazo en la que algunas mujeres más disfruten dormir o podría ser donde empieza realmente el insomnio.

La primera opción puede darse en algunos casos por la disminución del estrés y angustia que podía generar anteriormente la posibilidad de aborto espontáneo que normalmente se da en este primer trimestre, además, el hecho de que la mente de la nueva madre esté más adaptada al hecho de estar embarazada y que el volumen del cuerpo aún no sea elevado, lo cual facilita por ejemplo el dormir cómodamente. 

La opción contraria es que realmente comience el insomnio por los síntomas que se comenzaron a presentar y que realmente en algunas mujeres no se van hasta dar a luz a su nuevo bebé. Por ejemplo las náuseas o el vómito, que si bien es molesto, en algunas embarazadas puede ser tan protagónico que se les dificulta incluso dormir en las noches afectando la calidad del sueño. 

Entre otros factores que pueden ser incómodos y ocasionar pérdida de sueño están síntomas con los que la mamá ya tendrá que acostumbrarse a vivir como: 

  • El crecimiento de la barriga, pues genera reacomodación de algunos órganos y por tal motivo, mayor necesidad de ir al baño.
  • Dificultad para encontrar una buena posición al dormir, especialmente si la mujer solía dormir boca abajo.
  • Pesadez estomacal. 
  • Reflujo estomacal.
  • Dolor de espalda asociado a los cambios en el aumento del estómago y el arco de la espalda justo en la zona lumbar. 
  • Aumento de la frecuencia cardiaca debido a la necesidad de bombear más sangre al corazón.


    Etapa 3: Realmente comienza el insomnio o se acentúa.                     

    En esta etapa (como mencionamos anteriormente) es donde más se dificulta el sueño, pues es la recta final del embarazo y además de todo lo anteriormente mencionado, aparecen con más fuerza temas que son propios del crecimiento y desarrollo del bebé, como por ejemplo el tamaño de la barriga y el incremento del peso de esta. Para ser más detallados y poderte ayudar en caso de que estés buscando apoyo para enfrentar esta nueva etapa o guiar a alguien cercano, te dejamos una lista de las incomodidades que más comúnmente genera el insomnio en este tercer trimestre o recta final:

  • Reflujo, acidez o ardor estomacal: más de la mitad de las mujeres sufrirán estos síntomas, que pueden disminuirse un poco evitando comer en gran cantidad, o esquivando comidas grasosas o ácidas, no comiendo antes de dormir y definitivamente usando prendas de vestir que sean sumamente cómodas y por último como es conocido durmiendo con el cuerpo inclinado. 
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  • Aumento en los niveles de la hormona oxitocina: este será progresivo en esta última fase, y aunque provechosamente le dará a la mujer más energía y mejor estado anímico, también generará posiblemente más susceptibilidad e insomnio.
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  • Calambres en las piernas y los pies: se presentan cuando un músculo se sobrecarga o sufre alguna lesión, sobre todo en estas zonas porque son afectadas por la presión ejercida por el útero sobre los vasos sanguíneos que envían la sangre de nuevo al corazón y los nervios presentes que comunican el tronco de la mujer con las piernas. Aunque también existe otro factor influyente y es la deficiencia en los niveles de potasio o calcio de la madre, en este caso tomar suplementos o alimentos que lo contenga puede ser de gran ayuda, pero es recomendable la supervisión médica.
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  • Ir al baño a orinar más frecuentemente: es uno de los motivos de insomnio que declaran más comúnmente las embarazadas en consulta con su médico; y se debe al esfuerzo de los riñones por filtrar la sangre que el cuerpo está generando. Sumado a que el peso de la barriga ejerce presión sobre la vejiga ocasionando que aumenten las ganas de ir al baño. Para esto se recomienda que la mamá solo se hidrate durante el día y evite tomar mucho líquido antes de dormir y asegure ir al baño por última vez.
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  • Ronquidos: estos pueden ser producidos por la hipertensión, por un cambio en las mucosas de las vías aéreas ocasionado por la obstrucción que genera el aumento del flujo sanguíneo. Como también por un aumento significativo en el peso. Y aunque superficialmente se puede creer que no tiene tanta relevancia es importante prestarle atención a estas señales porque pueden estar alarmando sobre complicaciones del embarazo como la preeclampsia, la hipertensión o la diabetes gestacional.
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  • Molestias en la espalda y zonas musculares: como hemos mencionado anteriormente el cambio en el tamaño del bebé y específicamente la barriga detona molestias musculares que finalmente desencadenan que haya dificultad para dormir. Frente a esto los especialistas recomiendan prestar atención a la postura corporal, practicar yoga, caminar o nadar (según recomiende específicamente el médico) y estirar el cuerpo.


  • El síndrome de las piernas inquietas: se presenta de manera más común en esta etapa y se caracteriza por un ardor en las piernas, acompañado de un hormigueo; que hacen necesario mover las piernas cuando la madre está en posición de reposo. Lo recomendable para prevenirlo es consumir alimentos altos en hierro, realizar actividad física, aplicar compresas frías y calientes y si la madre prefiere hacerle suaves masajes.
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  • Incomodidad para dormir: no solo por el tamaño de la barriga y el reflujo que terminan determinando que la posición ideal sea boca arriba, sino también porque se ha comprobado que durante el embarazo se reduce la duración de la fase REM, que está asociada al sueño profundo. 
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  • Movimientos fetales: frente a estos no hay mucho por hacer, más que buscar estados de relajación que transmitan esta misma sensación al bebé y pensar de manera racional que son evidencia del estado de salud del bebé.
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  • Angustia o nervios por la llegada del parto: al igual que al inicio del embarazo es normal que se presenten angustias, dudas, temores, confusión sobre cómo será finalmente la llegada del bebé, pues es bien conocido por las madres todo lo que esto puede contener. Por ello especialistas recomiendan entre otras cosas que las madres comuniquen a su pareja o familia para sentirse apoyadas, que busquen actividades que las relajen y las lleven a tener pensamientos positivos como meditar, leer, recibir masajes. Todo esto asociado también a cuidar la higiene del sueño en la medida de lo posible para evitar pesadillas o pensamientos negativos que dificultan descansar correctamente. 
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  • Falsas contracciones: también son llamadas “contracciones de Braxton o Hicks”y realmente no se pueden evitar, pero desde una perspectiva positiva es importante ser consciente de que estas llegan para preparar el útero para el próximo parto y por ello son sumamente importantes y saludables; aunque se sientan como dolores en el abdomen o calambres. 
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    Conocer de manera más completa lo que sucede en cada una de estas fases del embarazo le ayudará a la nueva madre a no alarmarse y estresarse cuando presente alguna de estas molestias, además en ocasiones tendrá la capacidad de prevenir ciertas cosas o de tratar a tiempo otras y mejorar así mismo la calidad del sueño. Cabe resaltar de nuevo que el apoyo del círculo cercano y de un profesional harán del proceso total algo más llevadero. 

     

    Con amor, tus amigos por siempre. cocco & lolo

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